En un primer momento cualquiera de nosotros pensaría en dos posibilidades. Si fuese una película moderna todo esto serían retoques digitales. En el caso de ser algo genuinamente antiguo habría que haber hecho una progresión del gesto mediante multitud de cortes en los que podría haberse maquillado a la actriz. Pero viendo la fluidez de su expresión casi se borra por completo esa posibilidad. Esto parece haber sido realizado en una única toma. Pero en realidad es un truco que utiliza capas de color e iluminación, pero que sólo consigue funcionar en películas en blanco y negro debido a las lentes tintadas que, si se empleasen en una película actual, harían que toda la pantalla se pusiera roja o azul. Y si vieses al actor en carne y hueso notarías cómo las líneas que luego nos parecen terroríficas en pantalla (las ojeras, las líneas de la frente, etc) están pintadas con colores más fuertes que el resto del rostro. La luz roja no distingue entre las dos capas de maquillaje, pero cuando introduces el filtro azul crearás un enorme contraste.
Este efecto fue usado después en muchas otras producciones como por ejemplo la adaptación de los años 40 de la novela Mr Jekyll y Hyde. Pero con el tiempo esta técnica ha caído en desuso debido al triunfo del cine a todo color.
A pesar de todo es grato ver que el cine de aquellos tiempos permitía hacer posible lo imaginable y que hoy nos sirve de ejemplo que con ingenio todo se puede.