–A estos tipos se les ha olvidado ponerle título al álbum– podría afirmar cualquiera que halla escuchado We Came As Romans, pero ¿podría ser esto posible? Quizá sí, aunque si uno se para a escuchar su último largo, publicado el 24 de Julio de 2015, y además repasa su discografía, podría encontrarse ante toda una declaración de intenciones con este gesto tan sutil y simbólico: el de poner como título su propio nombre.
El LP homónimo consta de diez cortes producidos en su mayoría por David Bendeth, productor de bandas como Paramore o Breaking Benjamin, hecho que se puede apreciar en el tratamiento de las partes más melódicas. Cabe destacar que prácticamente el conjunto del álbum tiende hacia la melodía que ya se podía encontrar en su primer y segundo álbum (To Plant a Seed de 2009 y Understanding What We’ve Grown to Be de 2011) y que comenzó a acentuarse ya en el tercero (Tracing Back Roots de 2013); pero esta vez de una forma mucho más marcada y determinante para su sonido. De hecho, se podría decir la producción de el último álbum de la banda afianza una linea de trabajo que dista notablemente de la que siguieron en sus inicios.
Entones, ¿el hecho de ser un álbum homónimo simboliza una refundación? Bueno, más que refundación se podría hablar de consolidación. Si en los dos primeros álbumes se podría hablar de un metalcore melódico que incorporaba cada vez más elementos electrónicos, en el tercero las partes guturales pierden un protagonismo notable en favor de la electrónica y de las melodías pegadizas; eso sí, todo conducido mediante patrones característicos del metalcore. Así pues, no es de extrañar que en este último álbum (We Came As Romans de 2015) la línea melódica marcada se la que se transite, aunque ya incluso con toques que recuerdan al metal o al rock alternativo. Tampoco es de extrañar si se tiene en cuenta el cambio de productor respecto a lso discos anteriores, en los que intervinieron Joey Sturgis en 2009, Sturgis y John Feldman en 2011 y por último, Feldman en 2013. Quizá con estos datos uno pueda hacerse una idea más nítida del porqué un álbum homónimo a estas alturas.
Aún con todo y sean como fueren las conclusiones de cada uno, se puede decir que el último álbum de We Came As Romans en un disco meticulosamente ensamblado para que sus mecanismos melódicos y sus pasajes electrónicos te atrapen en un estado en el que difícilmente no acabes recitando la letra de alguna canción.
Por lo demás, denle al play y juzguen ustedes mismos.
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