Sabemos que en Galicia existe una cultura de lo underground bastante extendida. Desde colectivos, artistas, bandas musicales y toda una parafernalia cultural que tan sólo sirve para confirmar a nuestro territorio como uno de los más activos en sondeos de este tipo. Colectivos como el Liceo Mutante en Pontevedra, que cuenta con una gestión más que envidiable y una oferta de lo más selecta. También diversos colectivos más minoristas encargados de dar buena cuenta de lo que se cuece en el panorama a través de sus creaciones, ya sean musicales, audiovisuales o literarias.
Nuevos proyectos ambiciosos nacen cada día para hacerse un hueco y encontrar algún nicho en el que situarse, sin tener una visión meramente comercial, sino una visión copartícipe de lo que este pequeño proyecto intenta aportar con los conocimientos que sus creadores intentan transmitir.
La mayoría de las veces estos proyectos que ofrecen una alternativa cultural suelen estar casi siempre autofinanciados, buscando apoyos en conocidos y familiares. También las tiradas en los casos musical y audiovisual suelen ser reducidas, intentando comprimir y recuperar costes sin arriesgar demasiado a grandes pérdidas de dinero.
Pero no está en el factor económico la verdadera razón de por qué se hacen este tipo de cosas, sino en el reconocimiento de haberlo hecho tú mismo criando y cuidando a tu pequeño proyecto. Digamos que la verdadera satisfacción es el hecho de reconocerte como creador de esa alternativa.
Así, amantes del «Hazlo tú mismo» surgen cada día a pequeña escala en ciudades gallegas. Hablamos desde un comienzo del Liceo Mutante en Pontevedra por cercanía de la persona que está escribiendo estas líneas. Pero como esta organización existirán docenas en suelo gallego. Y mejor que mejor que sigan surgiendo este tipo de alternativas culturales.
Desde sencillos fanzines, grupos musicales, proyectos audiovisuales, entre otros hasta, por ejemplo colectivos como Flying Rats, afincado en Pontevedra. Amantes del skateboarding que hartos de las falsas promesas por parte de su Ayuntamiento de crearles una zona habilitada para patinar han decidido dar rienda suelta a su creatividad y construirse sus propias rampas a base de error y cemento. El contenido es diferente, pero la esencia es la misma. El arte de «yo me lo guiso, yo me lo como» es el más gratificante.


