Experimentar no siempre está al alcance de todos. Nos gustaría creer, sobre todo los lunes por la mañana, que casi todo está por hacer y que todavía podemos montar un chiringuito en la costa pero pocos son los que se jugarían la seguridad de un trabajo (y más en estos tiempos) o su integridad física para demostrar algo. Bryan Lewis Saunders, un norteamericano nacido en Washington en 1969, es un artista (con obra gráfica, musical, escrita y un largo etcétera) que trabaja con lo que tiene más cerca: su propio cuerpo, y su vida.
Vamos a detenernos en su serie de autorretratos pintados bajo los efectos de diferentes drogas. Esta propuesta, que podría parecer un juego en manos de alguien no experimentado, es en su caso un arma de investigación y una manera de hacer política. Como ha afirmado en alguna entrevista, ha sido diagnosticado de borderline a esquizofrénico paranoide, así que podemos imaginar el juego de espejos que es su mente y hasta qué punto tomarse unas trufas mágicas puede desestabilizarle y/o ser extraordinariamente productivo a nivel artístico.
Basta asomarse a sus dibujos para hacer un recorrido por muchas de las drogas más conocidas (entre ellas, muchos medicamentos psiquiátricos) y realmente acercarnos a sus efectos a través del arte. Pasear por los trazos duros y marcados de la cocaína y contemplar los colores cálidos de la marihuana, ver la nitidez que otorgan algunos fármacos y los colores desvaídos de otros es un verdadero escaparate de sensaciones y un viaje de ida y vuelta a la alteración de la conciencia.
Y es que para los que nunca se verían a sí mismos haciendo compras en webs como Mushmagic acercarse a la obra de este artista puede ser muy informativo. Realmente, no todos estaríamos dispuestos a someternos a ese experimento de una droga, un autorretrato, pero agradecemos como espectadores que nos hagan detenernos, y pensar.